lunes, 19 de septiembre de 2011

III. IMPACTO DE LA ESCOLARIDAD EN LOS MERCADOS DE TRABAJO Y EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO: EL CASO DE MÉXICO (1960-1970)

Al realizar este estudio, se carecía de cálculos confiables en relación con el número de individuos que durante la década de los sesenta se graduó o abandonó el sistema escolar mexicano. Fue necesario desarrollar un procedimiento matemático que permitiera hacer cálculos de aquellas tasas de transición.


El modelo generaba tasas de transición que sólo resultaban satisfactorias para la enseñanza primaria. Por tanto, tuvieron que hacerse esfuerzos adicionales hasta que fue posible reproducir adecuadamente el flujo escolar en los niveles posprimarios del sistema.


Para calcular el número y la composición de los egresados del sistema escolar que se incorporaron a la población económicamente activa: se calculó la composición por grados escolares de la población, se utilizó la información basada en la Muestra del Censo de Población.


Se dispuso de tabulaciones especiales del Censo de 1970 que permitieron apreciar la composición por grados escolares a la PEA de 12 años de edad y más.


En 1960 se consideraba como población económicamente activa a aquella que trabajaba a cambio de una remuneración.


El coeficiente de participación de la población de 123 años y más, en la población económicamente activa, disminuyó de 51.1 a 43.6% entre 1960 y 1970. Esto se advirtió en los cohortes de todas las edades, pero se intensificó sobre todo en las más jóvenes y en las edades más avanzadas.


Sería razonable suponer que la disminución en las tasas de participación de las cohortes masculinas fue causada por la simple expansión del sistema escolar. Se detectó un coeficiente de correlación de rangos de 0.42 indicando que a mayores niveles de pobreza correspondieron disminuciones más pronunciadas en las tasas de participación en la PEA.


Las variaciones observadas en las tasas de participación podrían interpretarse también como indicativas de la escasez de oportunidades de trabajo.


Es evidente que quienes se incorporaron a la población económicamente activa durante la década obtuvieron, en promedio, una escolaridad superior a la de quienes se retiraron o fallecieron durante este periodo.


Es interesante destacar la perfecta correlación de rangos que existe entre los niveles de escolaridad y sus respectivos ritmos de crecimiento; esto podría interpretarse como un signo favorable, por cuanto refleja tendencias hacia una mejor capacitación de la fuerza de trabajo.


Parece adecuado suponer que, al menos en algunas ramas de la economía, se pudo haber mejorado la potencialidad productiva de la fuerza de trabajo como consecuencia de la evaluación de su nivel promedio de escolaridad.


Durante la década de los sesenta se manifestó en el país una tendencia hacia el mejoramiento general de los niveles de instrucción de los seres humanos. Estas tendencias serían compatibles con la función que se atribuye al sistema escolar como agente de la movilidad social, siempre y cuando la distribución  o “estructura” del egreso escolar fuese comparable por lo menos a la de la población que ingresó al mercado de trabajo.


Esto depende de que se tengan las mismas posibilidades de participar en la población económicamente activa, ya que, existe un marcado desajuste estructural entre el desarrollo del mercado de trabajo y el del egreso escolar.


Sólo los individuos comprendidos dentro del estrato correspondiente a la enseñanza superior incrementaron su ingreso promedio a una velocidad más rápida que la del promedio general.


Este fenómeno consiste esencialmente en un incremento diferencial de la oferta y la demanda de trabajo que está generando déficit crecientes de demanda.


Se ha llegado reiteradamente a la conclusión de que la posición social de la familia de cada individuo determina sus oportunidades de educarse, sus  posibilidades de aprender, de tener acceso a un establecimiento escolar de mayor prestigio.


Existe un desequilibrio evidente entre la estructura del sistema escolar y la de los mercados de trabajo, que pasa el desaprovechamiento de la mayor parte de los recursos humanos del país.


De este estudio se desprende que la política escolar tiene en sí misma una capacidad muy limitada para combatir los problemas del desempleo. Las raíces de los problemas se encuentran en el comportamiento del sistema económico y en el del sistema político que lo rige.


opinion: creo que el contenido de este capítulo es muy interesante, ya que habla de que si estamos mejor preparados en cuanto a estudios mayor serán las probalididades de que tengamos un buen trabajo cuando nos integremos a la Población Económicamente Activa.


relacion con la noticia:
http://foros.eluniversal.com.mx/entrevistas/detalles/21265.html ese es el link de la noticia que me parecio relacionada con el tema ya que habla de cómo los jóvenes se preguntan día a día si estan bien preparados para introducirse en el ámbito laboral.

relacion con los contenidos: en mi opinión personal creo que se relaciona de forma estrecha ya que ahora nosotros nos preparamos para conocer más de estos temas y en un futuro ser buenos docentes.

Referencia APA:
Muñoz, Carlos (1996). Cap. III Impacto de la escolaridad en los mercados de trabajo y en la distribución del ingreso en el caso de México (1960-1970)
en Origen y Consecuencias de las desigualdades educativas. (pp. 90- 123). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.










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